LA TEORIA DEL PLANCHADO - Primera parte
- Cristian Escobedo
- 15 abr
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 15 abr
El planchado de prendas es un proceso del servicio de lavanderia en el que se alargan las fibras de los tejidos, consiguiendo sacar las arrugas. La plancha trabaja alisando los vínculos entre las cadenas largas de moléculas de polímero que existen en las fibras del material. Las fibras se estiran y mantienen su nueva forma cuando se enfrían. Esto se consigue por medio de calor, presión y tiempo: lo que hacemos es transmitir calor y presión sobre la tela para conseguir el planchado. Además, para facilitar el planchado, en algunos casos –por ejemplo, en el algodón– incorporamos humedad (en forma de vapor) porque nos facilita el trabajo.

El planchado es muy importante porque es el último proceso que realizamos a la prenda antes de que el usuario la use; con ello conseguimos el look de buen acabado.
Podemos comprobar que las máquinas de planchado actuales pueden aportar el calor y la presión de forma muy distinta. Todo depende del diseño constructivo de la máquina, y su diseño depende de las necesidades productivas. En algunas máquinas somos nosotros los que hacemos la presión sobre el tejido y en otras es la propia máquina; en algunas máquinas las prendas están estáticas y en otras las prendas se mueven, y en algunas el movimiento de desplazamiento lo hacemos nosotros y en otras es la propia máquina.
Las máquinas con mayor necesidad productiva son las que tienen mayor potencia instalada para poder realizar el secado de la prenda en la propia máquina, así mejoramos el proceso productivo de la lavandería.

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